Alma de Terroir
El terroir es un espacio de producción de vino cuya calidad o características es consecuencia de las interacciones que se generan entre el medio físico y la vid. En la DOP Campo de Borja somos fieles a este principio y hemos estudiado el espacio para conocer el medio y su efecto en la calidad del vino, estableciendo unas zonas que llamamos unidades de terroir, con el fin de obtener productos de mayor calidad vinculados a nuestro territorio. El terroir por tanto es una cultura en el modo de concebir el vino que nos ha de permitir valorizarlo, haciendolo inseparable de nuestro territorio.
Clima y suelo
La comarca de Campo de Borja es una Comarca de clima muy continental, con influencia atlántica invernal cuya característica más destacable es el viento del NO (Cierzo), frío y seco, y con influencia estival mediterránea. Estas particulares características climáticas confieren unas peculiaridades únicas y diferenciadoras de otras zonas productoras de vino.
Los contrastes térmicos diurnos y estacionales son muy acusados, con temperaturas extremas. La precipitación es escasa, situándose en un promedio de 350mm en zonas bajas, hasta 450mm en zonas más elevadas. Pertenece al topografía suave con ondulaciones de muy amplia curvatura. La parte occidental de muestra más accidentada por la presencia de los contrafuertes del macizo del Moncayo, monte que influye notablemente en clima de la zona, dando carácter a sus vinos.
Una de las características que más están influyendo en el conocimiento de la zona y que contribuye al buen cultivo del viñedo es el estudio de sus suelos. Los suelos que predominan en la D.O. son suelos pardocalizos y suelos de terraza, con pedregosidad media, buen drenaje, niveles medios de materia orgánica y Somontano Ibérico, del que forma parte como una subcomarca estructurada alrededor del Valle del Huecha.
El relieve corresponde a una sucesión de altiplanicies de altitud comprendida entre los 350 y 700m, de ricos en nutrientes. También existen suelos arcilloferrosos en las laderas más próximas al Moncayo, donde la pedregosidad es mayor. Constituyen suelos muy indicados para el cultivo del viñedo con producciones de calidad.