El 15 de septiembre, la DOP Campo de Borja celebró su XXXIV Fiesta de la Vendimia en Ainzón, un evento cargado de tradición y simbolismo, que reunió a más de 150 invitados. La jornada comenzó la recepción de autoridades e invitados en la Plaza Mayor de Ainzón, seguido de la imposición de la banda a la Reina de la Vendimia.
A continuación se realizó la tradicional misa baturra en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Piedad, con el grupo de jota Fuendejalón.
El momento culminante de la fiesta fue, como es tradición, el acto de exaltación del vino y el pisado de las uvas en el Polideportivo Municipal de Ainzón. Este acto simbólico, que consiste en la extracción del primer mosto del año, marca el inicio del proceso de elaboración del vino de la nueva cosecha. Entre los asistentes estuvo Javier Rincón, consejero de Agricultura de Aragón, quien manifestó su apoyo al sector vitivinícola, que representa el 1,5% del PIB de la comunidad y genera alrededor de 12.000 empleos directos e indirectos. «El vino es el buque insignia de las campañas de promoción de Alimentos de Aragón», declaró Rincón, asegurando que el apoyo al sector continuará e incluso se incrementará.
A pesar de que este año la cosecha será un 25% menor que la media de la última década, con unos 22 millones de kilos de uva frente a los habituales 31 millones, el evento se vivió con optimismo. Eduardo Ibáñez, presidente de la DOP Campo de Borja, destacó la recuperación en ventas, especialmente en la variedad estrella de la región: la Garnacha. «Nuestros vinos, sobre todo la Garnacha, son cada vez más apreciados», afirmó Ibáñez, señalando que este año se espera alcanzar la venta de 16 millones de botellas, un millón más que el año pasado.
La celebración de la vendimia no solo es una oportunidad para rendir homenaje a la viticultura, sino también para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta el sector. La sequía de los últimos dos años ha afectado significativamente la producción, aunque las recientes lluvias han sido favorables. Aún así, Ibáñez subrayó la importancia de más precipitaciones durante el invierno para evitar que las viñas sufran.
La jornada concluyó con una comida en el emblemático Monasterio de Veruela, donde los asistentes pudieron disfrutar de la gastronomía de la zona y de los vinos de las bodegas de la DOP Campo de Borja y brindar por una nueva cosecha, reafirmando el compromiso de la región con la tradición vitivinícola y su apuesta por un futuro prometedor para la Garnacha de la DOP Campo de Borja.
